… sentado en una terraza de Montequinto, mientras hacia tiempo para una reunión, fui sorprendido por una legión de gorriones, rápidos, coleantes … peleando entre si por trozos de tostadas dejados por los ocupantes de otras mesas, ahora vacías …
Me quedé inmóvil, silencioso … observador … uno de ellos … el de más valor … se acercó … valiente … se estirase mi brazo lo podría acariciar … pero no lo hice … me limité a mirarlo … unos minutos, y se fue … pero me quedé con su mensaje … os la dejo estampada en este poema ...
EL PEQUEÑO GORRIÓN
Un pequeño
Gorrión
Paró,
Indefenso,
E el inmenso
Espacio
De mi mundo …
Sus ojos,
Como estrellas
Titilantes,
Miraron
El fondo
De mi cielo …
Le miré,
Parado,
Casi hipnotizado,
El pequeño gorrión …
Se acercó
Decidido …
Si miedos …
Sin dudas …
Sin celos …
Y yo …
Sin soltar
Un sonido,
Pienso
Haber comprendido
Su mensaje
Silencioso …
Si puede ser
Pequeño
Y total …
Frágil
Y colosal …
Volátil
Y profundo …
Ser un sitio …
O el mundo
Si
Tu crees en ti!
El pequeño
Gorrión
Pareció sonreír …
Parpadeó …
Y voló
De manera decidida …
Feliz ….
“Misión cumplida” !
jorge peres - 28 – 08 – 2014 - 09.34h
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